Neko

Vos mataste a Josecito?

3.1.07


- Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día -

Era una de esos veranos realmente calurosos, odiosos y pegajosos en la ciudad.
En ese entonces empezaba a salir con mi novio, en ese entonces como ahora, odiaba los trenes, pero estaba condenada a ellos, lo sigo estando, maldición.
Una vez me desmaye en un tren, fue tan feo, de pronto solo veía manchas blancas, después nada, lo único que recuerdo es abrir los ojos en la estación de once, ver a la cara a mi chico realmente asustado, con pánico y alivio al mismo tiempo. Desde de ese día siempre me dio mas miedo, mas inseguridad, un no se que en la panza cuando me subía. Generalmente me sentía menos mal porque estaba con él, me agarraba fuerte de su brazo, le hablaba hasta cansarlo pobre. Era la única manera de distraerme y sobrellevarlo.
Nunca me gusto el tren, ese día menos, me tocaba viajar sola. No recuerdo si él ya estaba de vacaciones, o si se había quedado haciendo un poco mas de fiaca en la cama, pero yo tenia que ir a trabajar, puntual, temprano, a la hora que todos van a trabajar y el transporte es un caos.De Ramos Mejia a Nuñes, ese era el recorrido. La solución mas rápida, tren a Once, luego colectivo.
Tenia las monedas medio justas, saque mi boleto y subí al querido Sarmiento. Lleno.
Comenzaba la aventura. En Liniers bajo un tonel de gente, respire, y subió otro tanto, que me apretujó aun mas. Miraba para arriba, trataba de tomas aire, y mientras pensaba "Bueno, no pasa nada, ya enseguida llego...no me va a pasar nada". Estaba parada, sostenida por el gentío, con mi mochila, una campera de jean colgando del brazo (por si refrescaba) y un kilo de masa violeta. Es que en esa época todavía ejercía como maestra jardinera, me había tocado preparar la bendita masa esa vez... maldita masa. Un kilo. Y violeta, a penas si me podía mover.
Me desespere un poco, me ponía muy nerviosa ese tren, recuerdo como si fuera hoy lo apretada que estaba, recuerdo como si fuera hoy el estado de pánico que tenia, temía si, desmayarme, había muy poco aire allí.
No me gustaba el tren, ahora tampoco.
Por fin, luego del viaje eterno, llegamos a destino, con el tiempo justo para llegar al trabajo.
Busque en un bolsillo el boleto para poder salir, no estaba. En el otro tampoco, en ningún otro.
Me paralice en medio del anden, tampoco estaban las monedas para viajar... O me pungearon o se me había caído todo. Me parece que fue lo primero, por suerte para mi, no había demasiado en ese bolsillo. Bueno si, el boleto.
Tenia que salir de la estación, pero sin el boleto se complicaba, fui hasta donde estaban los guardias, medio temblando, un poco por el peso que soportaba uno de mis brazos (si, la bola violeta de masa) y otro poco por los nervios. Le explique -"No lo tengo, se me perdió o me lo robaron , no se, pero tengo que salir por favor, tengo que ir al trabajo"- (Tengo que irme de acá).
El hombre no me respondía, y yo entre sollozos y lágrimas que se me escapaban, ya colmando mi estado de shock, me acerque a otro y le suplique que me dejara salir. Luego de dos interminables segundos y con mala cara, lo hizo.
Es que...no me gustaban los trenes! y después de ese viaje, menos que menos. Recuerdo que fue el ultimo que tuve que hacer sola, al menos en el Sarmiento y en hora pico.
Mientras caminaba hacia la puerta, entre llantos recordé que en algún rincón de la mochila había algo mas de dinero, tendría que cambiar pero finalmente podría llegar, aunque tarde, a destino.
Apoye mi mochila por un segundo en un escalón en la vereda, apenas si pude abrir un bolsillo, me seque las lágrimas y entonces, ocurrió algo. Vi delante de mí una mano extendida, con monedas. Una vos de hombre, suave, me dijo -"Te alcanza?"-. No podía reaccionar, no podía si quiera parpadear. Pero si yo no había dicho ni hecho nada como para que se diera cuenta que necesitaba plata para viajar!. Cómo era posible? De dónde salió? Cómo supo? y tan rápido? Me preguntaba eso entre asombro, alegría y un millón de lágrimas que exageradamente caían.
-"Gracias"- le dije como pude, tome las monedas.
Cuando quise ver la cara de quien tanto me había ayudado con tan poco,Se que me seguis cuidando, desde arriba lo único que pude ver fue una silueta alejándose en una bicicleta.
-"Gracias"- dije de nuevo para mis adentros.
-"Te ganaste tus alas"-.

1 Algún comentario?:

At 11:05 a. m., Anonymous Anónimo said...

Que suerte que tenes un angel que te cuidad y que protege, y que aparece cuando lo nececitas.
Yo tenía unas sombras amigas, pero hace mucho que no las veo.

 

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